El establecimiento de normas y controles sanitarios para piscinas es esencial para proteger la salud pública, estas medidas permiten prevenir enfermedades, reducir accidentes, asegurar ambientes seguros y promover una cultura de higiene entre los usuarios. Además, garantizan la protección de poblaciones vulnerables y el cumplimiento de las obligaciones legales en materia de salud. Una piscina segura no solo mejora la calidad de vida de la comunidad, sino que también refuerza el compromiso social con la prevención y el bienestar colectivo.